domingo, 17 de enero de 2010

Me entrego sin condición alguna

"Es insólito que nos entreguemos a un absoluto desconocido de ese modo, en una posición tan vulnerable. La mayoría de nosotros tenemos algún tipo de protección que nos impide soltar cada pensamiento y cada sentimiento que nos asalta. Cuando alguien nos pregunta: "¿Qué tal te va?", decimos: "Bien", aunque estemos tristes por una pelea que acabamos de tener en casa, o tengamos una pequeña molestia física. Mi abuelo solía decir que la definición de un pelma es alguien que cuando le preguntas: "¿Cómo estás?" te lo explica de verdad. Hay algunas cosas que simplemente mantenemos ocultas, incluso con los amigos íntimos (por ejemplo problemas relacionados con la digestión o con los intestinos, o sentimientos de inseguridad personal). Una de las razones de que estemos dispuestos a adoptar esa posición tan vulnerable con nuestros músicos favoritos es que se nos presentan ellos también a menudo como vulnerables, o transmiten vulnerabilidad a través de su arte ( y no importa a esos efectos si son realmente vulnerables o se limitan a representarlo artísticamente).

[...] Las preferencias comienzan con la exposición y cada uno de nosotros tiene su propio cociente de "aventurerismo" sobre cuánto estamos dispuestos a alejarnos en un momento dado de nuestra zona de seguridad musical. Algunos somos más aficionados a experimentar que otros en todos los aspectos de la vida, incluída la música, y podemos hacerlo o evitarlo en diversos períodos de nuestra vida."

(Tu cerebro y la música. Daniel J. Levitin)

No hay comentarios: