lunes, 24 de enero de 2011

Estado de flujo (educación) 2ª parte

[...] Deberíamos utilizar los mismos estados positivos de los niños para atraerles hacia el estudio de aquellos dominios en los que demuestren ser más diestros. El flujo es un estado interno que significa que el niño está compometido en una tarea adecuada. Todo lo que tiene que hacer es encontrar algo que le guste y perseverar en ello. [...] Uno aprende mejor cuando hace algo que le gusta y disfruta comprometiéndose con ello

[...] Hablando en términos más generales, el modelo del flujo sugiere que el logro del dominio en cualquier habilidad o cuerpo de conocimientos debe tener lugar de manera natural en la medida en que el niño se ocupa de las áreas en las que espontáneamente se siente más comprometido, es decir, que más le gustan. Esta pasión inicial puede ser la semilla de niveles superiores de éxito en la medida en que comience a comprender que seguir en ello constituye una fuente del gozo del flujo. Y puesto que ello pone en juego los límites de su propia capacidad de sostener el estado de flujo, se convierte en una motivación para hacerlo cada vez mejor, lo cual hace feliz al niño. Éste, evidentemente, es un modelo más positivo de aprendizaje y educación que el que solemos encontrar en la mayor parte de las escuelas. ¿Quién no recuerda la escuela, al menos en parte, como un interminable desfile de horas de aburrimiento puntuadas por momentos de gran ansiedad? Tratar de que el aprendizaje se realice a través del flujo constituye una forma más humana, más natural y probablemente más eficaz de poner las emociones al servicio de la educación.

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