"En los últimos treinta años, he tenido la buena fortuna de enseñar a cientos de bandas y a un incalculable número de estudiantes en diferentes ámbitos. Así como cada situación es única, los estudiantes comparten lo mismo en lo concerniente a perseguir una relación más profunda entre la música y la vida. Cada estilo de música presenta distintos desafíos que demandan el desarrollo de diferentes habilidades. El jazz requiere creatividad, comunicación y comunidad.
A través de la improvisación aprendemos a valorar nuestra propia creatividad; a través del swing coordinamos nuestra comunicación con los demás; y a través del blues aprendemos a encontrar y celebrar el "significado" en las trágicas y absurdas partes de la vida que afligen a cada comunidad. Ciertamente son tres cosas que vale la pena aprender. Creo que el jazz revolucionó el arte de la música por conferir al músico individual la autoridad de contar "su historia" y por proponer que incluso la historia mas larga puede ser contada, por elección, por un grupo de músicos igualmente llenos de energía. Nuestro sistema educacional todavía tiene que ser reajustado para acomodar esa revolución.
Por supuesto hay algunos educadores siguiendo el buen camino, pero muchos todavía ven esta música como exótica, misteriosa e imposible de enseñar. Algunos amantes del jazz creen que la música no puede ser enseñada en las escuelas cuando, la verdad es, que no puede ser enseñada en la forma en la que lo estamos haciendo. ¿Durante cuántas décadas debemos ver éstos métodos fallar? Es hora de empezar un serio esfuerzo por enseñar a nuestros chicos las glorias del jazz. No una forma de tocar escalas en una armonía, o alguna interpretación "jazzeada" de una canción de rock popular, sino un compromiso con las historias, canciones, ritmos y las vidas de aquellos que hicieron esta música tan vital, desde los inspirados bailarines que cobijaron este país en la década de los treinta a los muchos niños que honesta y entusiásticamente hay hoy en programas de jazz en todo el mundo, a los músicos locales que hay en pequeños clubs abriendo sus corazones y tocando en todas partes. El jazz es música viva y la educación no es anti-vida."
(Wynton’s exclusive op-ed article for DownBeat Magazine) Trad de Alberto Martínez Del Río.
lunes, 12 de octubre de 2009
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